Uno de mis grandes defectos, como en reiteradas ocasiones ha quedado demostrado, es mi testarudez. Desde que tengo uso de razón, recuerdo haber sido la persona más obstinada que existía: la típica guagua de cachos que ponía las reglas del juego y de un pelo les formaba a los demás.
Fui creciendo, uno de mis pasatiempos favoritos era la escritura e, irónicamente, ahora lo estoy retomando. Desde que tenía mi cuaderno de las Tortugas Ninja que se podían reclamar con la compra de cola Manzana, supe que quería ser en la vida: Filosófico Sociales. El periodismo fue una de las opciones que se barajaron, la abogacía y hasta la diplomacia pero al momento de inscribirme en la PUCE, decidí estudiar Sociología.
Sí, sociología! Eso quería ser yo en la vida. Mi mamá lloró amargamente porque tiene arraigada aquel imaginario de Febres Cordero y de los "Sociólogos Vagos". Pensó que con mi espíritu guerrillero e incendiario me iba a convertir en una profesional en el antiguo arte de lanzar piedras. Y una de las frases que hasta ahora me retumban en la cabeza es "Hijita, sociología? Pero de qué vas a vivir?". Y también recuerdo mi respuesta, oh sí! Cargada de la ingenuidad y el idealismo que me caracteriza [ba] le dije que eso era lo de menos porque yo quería cambiar el mundo.
Han pasado siete años desde que tomé aquella decisión. Y dónde me encuentro? Estancada profesionalmente, sin saber hasta dónde uno debe mantenerse con la camiseta firme y no renunciar a la idea de hacer de este mundo (1.0) algo mejor a punte de pequeñas o minúsculas gotas de agua. Y el problema mayor, es que cuando uno quiere estabilizarse, independizarse o - el bien conocido en nuestra sociedad - "sentar cabeza" se da cuenta de que los ideales no pagan la renta.
Un poquito de escritura terapéutica, seguro que mañana estaré bien.
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Anita, la verdad hoy por cosas del facebook, llegue a tu block y me parece genial lo que escribes, me senti muy idenficada con varias cosas. Razón por la que hasta sentimental me puse, en esta mañana en la que el sol intenta salir.
ResponderEliminarTienes tanta razón,muchas veces la "estabilidad" que todos pretendemos buscar, nos abliga a dejar atrás aquellas cosas que relamente nos conducen a ser seres atentuicos y felices.
Abrazos,
Natalia
En mi caso, mi gran sueño era estudiar sociología pero mi padre se opuso fehacientemente a mis ideales, así que terminé estudiando otra carrera por imposición.Te felicitó por seguir lo que realmente amas, porque cada día vas hacer algo que realmente te gusta!
ResponderEliminarMi caso es lo contrario: estudié literatura (lo dejé porque JAMÁS iba a pasar con una profe que en el primer parcial me puso 0), pero ahora, interactuando con amigos sociólogos, pienso que me hubiese ido mejor.
ResponderEliminarAunque... en el fondo, quisiera aprender a cocinar y hacer películas! xD