domingo, 15 de noviembre de 2015

Se llamará Juan José...

Desde el momento en que supe que estaba embarazada, sentí que tenía un pequeño creciendo en mi interior pero apenas en la semana 21 de embarazo, el doctor nos confirmó que se trata de un señor y, a partir de ese momento, empezamos a pensar en cómo lo llamaremos.

Nuestra opción inicial había sido "Andrés Sebastián". Es ese nombre que piensas con tu pareja cuando apenas están comenzado a soñar con una vida y una familia juntos. Incluso antes de que nos perforaran la cédula.

Personalmente, había pensado mucho en "Juan Francisco", como su tío que nos cuida desde el cielo pero todavía me resulta duro mencionar su nombre sin que me invada una gran nostalgia. Y no podemos permitir que el pequeño lleve a cuestas esa gran carga emocional.

Así, cuando por fin supimos que viene un liguista viene en camino, hablamos en serio con el hubby sobre los nombres. Él sabe lo mucho que significa para mí que se llame "Juan" como mi ñaño, quien también fue su mejor amigo. Cuando accedió, pensamos en muchas combinaciones hasta que encontramos la perfecta. Se llamará "Juan José".

Para nosotros es particularmente importante el tema de los nombre. Teníamos que pensar en uno que fuese lo suficientemente lindo porque respecto a sus apellidos ya no podemos hacer nada! Quién le manda a la señora Toro se casarse con el señor León.

Espero que no sufra mucho en la escuela, yo todavía cargo mis traumas de "Ana Muuu". En cualquier caso, siempre podemos inscribirle en clases de taekwondo para ver si alguien decide fastidiarle!

Seis meses ya...

El tiempo pasa volando! Es gracioso como ahora tengo que hablar por dos y mi vida se cuenta en semanas. Hoy cumplimos la semana 25, obviamente estoy más gordita y me siento algo torpe con mis movimientos pero el embarazo avanza sin novedades.

Es verdad que mi vida ha cambiado mucho. Cada vez me siento más lejos de los grupos de panas con los que tantas veces nos reunimos a ver el fútbol, a tomar un trago o a jugar hasta la madrugada. Mis rutinas de ejercicio han sido reemplazadas por changar media hora más a la almohada. Mi panza ha probado toda crema existente para mantenerse hidratada y mi régimen de alimentación pasó de 3 comidas diarias a morirme de hambre todo el día.

Hace un par de semanas, cuando estaba en mis clases de yoga (es de lo más gracioso hacer ejercicio cuando ni me veo las puntitas de los pies), sentí por primera vez una pequeña patadita. Al principio me asusté porque no estaba acostumbrada a esos movimientos en mi panza pero ahora ya es común sentir a mi guasnupito revoloteando en mis entrañas, recordándome que no estoy sola.

Estos meses han sido super complicados para mí. Me la he pasado buscando un respiro entre el trabajo, la tesis y tratando de no dejarme ganar por el sueño que es sumamente tentador. Entre las buenas nuevas, les cuento que hay proyecto por un año más y nos ha ido tan bien que el pequeño ya ha salido en sus primeros programas de televisión junto con su mamá. Además, ya tenemos listo el primer borrador de la tesis y espero que se pueda patear el birrete este mismo año.

Y con el hubby... Bueno, cuando empezamos nuestra vida juntos sabía que era mi mejor amigo y mi cómplice pero desde que arrancó la aventura de convertirnos en padres, no queda duda que tengo dos grandes amores en mi vida. Al primero de ellos ya lo conozco casi la mitad de mi vida y al segundo, lo conoceré en febrero del próximo año.

Seguramente mis post serán cada vez más cursis pero así estamos: hablándole a la pancita, poniéndole su musiquita, sintiendo juntos sus primeros movimientos, juntando lo necesario para decorar el dormitorio del pequeño, contando los días para verle en la ecografía y esperando tenerlo en nuestros brazos.


¿No será hambre?

 Hace unos días vi un meme que me recordó a un episodio que viví hace como cinco años y es una historia que todavía me sonroja cada vez que ...