jueves, 24 de noviembre de 2016

Bienvenido el tercer piso!

(Un post con muchas, muchas, muchas fotos!)

Hace una década me era impensable la idea de llegar a los treinta. Lo veía tan lejano, casi como el final de la vida. Así es uno de joven!


Tengo que confesar que no estoy donde soñaba estar. Pensé que al graduarme iba a estudiar mi maestría fuera del país y empezaría a recorrer el mundo con una mochila en la espalda. Alemania era un país donde aspiraba comenzar esta aventura. Matrimonio y familia nunca estuvieron en el mapa. Hasta que, claro, una se topa con el amor de su vida y lo cambia todo!

A los 25 años me casé y dejé de soñar sola. Empezamos a hacer planes para visitar el mundo, tomados de la mano. Llegamos a Europa, visitamos Alemania y vivimos el Oktober Fest. Estudié mi maestría (a 8 cuadras de mi casa) y mi tesis fue dedicada a los dos hombres a quienes más amo en el mundo. Celebré mi cumpleaños 29 en el hospital por amenaza de parto prematuro pero todo salió bien y Juan José nació a tiempo, sano y lindo (en la medida de lo que se puede con los guaguas recién nacidos).


En el trayecto, he conocido a grandes personas. He ido des-cubriendo amigos, unos se han instalado para quedarse mientras otros se han marchado. Es fantástico regresar a ver y encontrar ahí, incondicionalmente a la familia. Esa familia propia y la que llaman política pero que es la familia compartida. Han sido mi roca (y mi fuente de mimos) en los momentos de debilidad.


En lo laboral puedo decir que he tenido muchas experiencias que el currículum jamás podrá expresarlas. He tenido buenos jefes y dos jefas admirables, un ejemplo para mí. Los retos han sido un fantástico aprendizaje y aunque el cansancio me gana a veces porque es duro conjugar trabajo con el tiempo para mi hijo. Pero mi profesión es un arista importante en mi vida, eso sí, su prioridad está por debajo de mi familia.

Qué siento? Extraño mucho mi vida social! A mis 28 estaba celebrando mi cumpleaños con una chiva que terminó en farra hasta el amanecer. Esta vez, quisiera salir a un concierto de la Sinfónica o a cenar con el hubby pero mi corazón se parte con la sola idea de contratar una niñera.


Sé que el tiempo seguirá pasando y lo veré reflejado en los cumpleaños de mi hijo que serán más importantes que los 25 de noviembre. Sé que mi esposo, en su afán de engreírme siempre (y su infinito amor que me demuestra hasta en mis ratos de mal humor) no parará de ayudarme a cumplir mis sueños de viajar, crecer profesionalmente aunque, a partir de ahora, eso implique cargar la pañalera.

Con todo esto, solo puedo decir... Gracias vida por tanto! Y... bienvenidos los treinta!

¿No será hambre?

 Hace unos días vi un meme que me recordó a un episodio que viví hace como cinco años y es una historia que todavía me sonroja cada vez que ...