Recuerdo aquellos tiempos en los que el día acababa con un cuento, una canción o cuando Topo Gigio se metía en su cama y recibía un gran beso de Raulito.
De eso ya ha pasado muchísimo tiempo y esa inocencia de la niñez se ha perdido por la falta de tiempo, por los dolores y desengaños o simplemente porque nos volvemos presos de "la madurez".
Cuando empezamos a vivir y empezamos a crecer, vamos perdiendo cosas como aquel muñeco que nos acompañó en esas noches oscuras y tenebrosas. Quién sabe dónde terminó..
Así también hemos perdido a personas, algunas de ellas nos arrebataron una lágrima tras su partida y otras simplemente se desvanecieron en el horizonte.
Hay ocasiones en las que recuerdo cómo todos nuestros problemas se solucionaban con un "sana, sana, colita de rana", un beso y un caramelo.
Hoy añoro esos tiempos y los rememoro entre sonrisas.. Sin embargo.. si no hubiéramos crecido, no hubiéramos aprendido el valor de un amor y de un verdadero amigo.
