lunes, 30 de diciembre de 2013

Yo no olvido al año viejo...

Al darme cuenta que se termina el 2013 y en mi blog hay apenas tres o cuatro post de este año, me obligué a hacer un balance y al final creo que es un balance bastante sesgado porque no logro hacerlo positivo. Será mejor poner las cosas en blanco y negro para verlo de mejor manera.

Ha sido un año de pérdidas importantes en mi vida, seguido por noticias que resultaron devastadoras y por cerca de medio año, me boté de cabeza a un trabajo en el que el grillete era un blackberry Z10. Y terminamos el 2013 engrosando las filas del desempleo en el Ecuador. 



Pero debo reconocer que el 2014 tuvo sus momentos, en mayo tuve el chance de viajar a la Johny para visitar a la familia, a la cual no habíamos visto desde hace mucho tiempo. Fue un gran viaje, comí todas las golosinas que me fueron posibles, hasta el punto de que mis arterias declararon al tocino como personaje no grato; visitamos parques de diversiones que pusieron la adrenalina a correr y además, todos los días hacíamos cata de vinos y de margaritas. Estábamos en el paraíso.

Además, este pechito cruzó el charco y llegó a las Europas. Viajar con el hubby por el viejo continente fue una experiencia maravillosa. Comimos escargots y creme brulee mirando a la Torre Eifel, cenamos en el río Sena, comimos jamón de Praga con la que puede ser la mejor cerveza del mundo y, para cerrar fuimos al famoso Oktober Fest!


Y a quién no le gustan sus 15 minutos de fama o al menos, de roce social. Mi trabajo me dio muchas satisfacciones aparte de los dolores de cabeza. Serenata del Gran Jefe en el cumpleaños cuyo repertorio incluyó "Son tus perjúmenes mujer...", además, la visita de Danny Glover a mi escuelita y tener el chance de compartir con Alberto Plaza en el after concert de Cuenca.


En general, creo que no ha sido tan mal año como yo pensaba al iniciar el post. Hay cosas que solamente se curarán con tiempo y amor al calor de la familia. Espero que el 2014 sea un mejor año y que le patee el trasero al 2013!

martes, 4 de junio de 2013

Ahora verás lo que es tener las alas rotas...


Han escuchado aquello de que el baño es el cuarto más peligroso de la casa? En mi caso, yo soy parte de la estadística que lo confirma. Resulta que era una de esas mañanas en las que decidí ignorar al despertador para luego empezar una carrera contra el tiempo (la cual, evidentemente, perdí).

Eran las 7:15 am y recién me disponía a levantarme de la cama para abrir la llave de la ducha y esperar que se caliente el agua. En ese lapso, abrí las cortinas y tomé lo primero que encontré en el closet y lo coloqué sobre la cama destendida. Cuando miré la hora, habían pasado varios minutos.

Pegué una carrera hacia el baño para proceder a quitarme la mugre pero no me percaté de que el piso estaba mojado. Lo siguiente que pasó es que mi patita derecha se resbaló y se fue en banda, mi patita izquierda pateó el escusado y, en cuestión de segundos, tuve que elegir entre golpearme el codo - con furia - o la cabeza. Preferí el brazo porque si me golpeaba la cabeza, quién sabe y me terminaba de componer.

Adolorida y todo, me metí a la ducha para llegar muy tarde al trabajo. En la oficina, apenas podía moverme y me tocó acudir al médico institucional, quien improvisó un cabestrillo con el cartón del toner de la impresora y me mandó a hacer exámenes urgentes. En la clínica, descartaron cualquier ruptura o fisura pero me dijeron que debía estar inmóvil!

Ahora entiendo lo que decía Alci Acosta en su canción "El Contragolpe".. Eso de andar por la vida aliquebrada no ha sido nada fácil y que me obliguen a estar quieta por quince días, me resultó misión imposible. Obviamente al día 10 me había quitado el cabestrillo que me estorbaba terriblemente y me había lacerado el cuello.

En fin, Es interesante cómo uno mira las cosas desde otra perspectiva y eso que lo de mi bracito izquierdo era temporal pero aún así, te das cuenta que el mundo no está hecho para quienes no tienen todos sus sentidos o sus extremidades. Cosas tan sencillas como cargar la bandeja del almuerzo, subir y bajar de un bus y textear en el celular se vuelven super complicadas .

Ya hablando en serio y más allá de las ideologías políticas, creo que en los últimos años se ha logrado una visibilización y una reivindicación de los derechos de las personas con discapacidad. Excelentes profesionales, deportistas, artistas. Gente muy valiente y de quienes se puede aprender un montón.


viernes, 8 de marzo de 2013

Hoy amanecí preguntándome..


Hoy es un día muy espacial para mí porque recuerdo a una gran mujer que se fue hace ya diez años y que su tenacidad se convirtió en mi ejemplo. Por eso es que hoy entre las felicitaciones y los mensajes recibidos, se me ha llenado de interrogantes la cabeza. Los mismos que quiero compartir con ustedes:

Hoy amanecí preguntándome si los hombres alguna vez se han enfrentado a profesores o jefes que les minimizan, acosan, amenazan o chantajean.

Yo me pregunto si los hombres que compiten por un empleo, se han topado con respuestas como: “Este trabajo es solamente para mujeres”, “Los hombres son demasiado temperamentales para este puesto” o, peor aún, “Si viene siempre con esa faldita, el puesto es suyo”, aun sabiendo que los salarios no son los mismos.

Me pregunto si los hombres tienen que preocuparse cada mañana en escoger su ropa para cuidar que no les miren las piernas, el trasero o el escote.

Será que los hombres se han enfrentado en la calle a una mano abusiva que roza su cuerpo sin consentimiento o han recibido “piropos” que suenan más a insultos que a halagos.

Acaso los hombres que amanecen de mal humor, encaran a gente les dice que se encuentran en sus “días difíciles”.

Yo me pregunto si los hombres cuando salen a una fiesta deben considerar con absoluto detenimiento el grupo de amigos y asistentes, la cantidad de licor que ingieren, las bebidas que les brindan por temor a alguien se aproveche de la situación. Lo irónico es que cuando eso pasa, la culpa no es suya por abusar de la mujer sino que la cuya es de la mujer por no “darse su lugar” y recibe calificativos de zorra, perra, o puta.

Por qué será que los hombres que pasan cierta edad y permanecen solteros y sin hijos se vuelven “solteros codiciados” mientras que las mujeres en la misma situación se convierten en “solteronas” amargadas.

Será que los hombres que golpean o abusan de las mujeres piensan en sus madres, hermanas o hijas al hacerlo y no sienten un poquito de remordimiento al saber que fue una mujer la razón por la cual están en este mundo. O me pregunto si quizá simplemente no les importa.

Quisiera que alguien me explique en qué momento nos hicieron el sexo débil. Cuando yo nací ya estaba instaurado el Día de la Mujer y éramos las Reinas del Hogar a quienes hay que dar flores el 08 de marzo y regalar electrodomésticos en el Día de la Madre. Cada día me sigo preguntando por qué nos callamos ante las injusticias y por qué ser mujer llega a ser tan duro en el día a día. Pero bueno, dicen que a golpes se forja el acero entonces... Así también, las Damas de Hierro.

lunes, 25 de febrero de 2013

Aliméntate, Ecuador!


En el mundo andino, sin duda, la comida es mucho más que el conjunto de alimentos que se consumen para cumplir el consumo calórico necesario para las actividades vitales. La comida es concebida como una de las expresiones más evidentes del afecto que se comparte y permite a las personas sentirse integradas en un conglomerado social.

Por eso se explica que en cada esquina, parada de bus, parque parroquial exista un puesto de comida. Si vamos a celebrar un cumpleaños, se lo hace con comida; si vamos a farrear, primero pasemos comiendo; si tenemos una cita, la invitamos a cenar y así.. pongan ustedes el ejemplo y notarán que para nosotros no se concibe una tertulia en la que no haya alguna cualquier cosita de comer. 

Aparte del trago, la comida también se comparte en la familia y entre los amigos, sin dejar mucho espacio para quienes sienten asco con facilidad. Desde pequeños compartimos chupetes con otros niños; intercambiamos las “colaciones” y con ellas, un sinnúmero de gérmenes; tomamos cola en la misma botella, sin ninguna señal de repulsión. Y, cuando uno es adolescente, no hay muestra de amor más grande que intercambiar un chicle con la pareja… Que levante la mano quien no lo haya hecho!

Así mismo, las abuelitas tienen ese superpoder de cocinar todo tan delicioso y en cantidades que podrían matar a cualquier mortal pero hacen que los momentos más felices que se comparten en familia sean aquellos basados en esas reuniones de comida, la misma que ser un simple almuerzo dominguero, la cena de Navidad o la infaltable fanesca de Semana Santa.

El problema es que, al parecer, en mi escuelita hay demasiado cariño: un día nos queremos con bolones, otro día con choclitos desgranados, otro día con motes, otro día con cevichochos y así todos los días compartimos mucho cariño ya sea pedido a domicilio o hecho en casa. Y nada expresa más el aprecio que traer dulces y postres que se comparten con todos los compañeritos. 

Creo que por eso, cada vez que me paro en la báscula, me doy cuenta que me sigo llenando de cariño... sobre todo en la pancita.

viernes, 8 de febrero de 2013

Los problemas de una doble vida...


No puede ser que aún no tenga mi primer post del año y eso que el ambiente ya empieza a oler a fanesca. Tal parece que mis propósitos para el 2013 llegaron hasta cuando se acabó el “recalentado”, es decir, alrededor de la primera quincena.

Esto de tener una escuelita matutina y otra nocturna se ha confabulado para que mi relación con las sábanas de mi cama sea aún más estrecha por el poco tiempo que compartimos últimamente. Mi jornada empieza últimamente a las 5 de la mañana – incluso antes de que suene el Himno Nacional en la radio – cuando con los ojos cerrados me pongo algo deportivo, me deslizo a la caminadora para correr a ojo cerrado al ritmo de “Eye of the tiger” o del noticiario.

Luego, me arrastro lentamente a la ducha donde los chorros de agua fría me despiertan de ese profundo letargo, escojo lo primero que encuentre en el armario y me lo pongo encima. Arreglo la cama – eso implica que estiro las cobijas para esconder el desorden en poco menos de dos minutos –. Preparo el desayuno compuesto por yogurt y huevo en cualquiera de sus presentaciones. Por último, me ubico en la misma silla de siempre para ponerme a estudiar y hacer deberes; cuando me doy cuenta, tengo menos de 10 minutos para llegar a la oficina y solamente dos patitas que harán el trabajo así que agarro la mochila y salgo corriendo por el mismo camino de siempre, mirando de reojo a los mismos desconocidos cotidianos que tienen su rutina, al igual que la mía en el trayecto a mi escuelita.

Varias veces he llegado despeinada, desprolija y sin aliento. El día en la oficina empieza temprano y hay épocas en las que no alcanza el tiempo para levantarse ni al baño pero otras veces, es más ligero y puedo robarme unos minutos para completar asuntos de la escuelita nocturna. Ahora, los libros que compré con ilusión en la Feria del Libro del año pasado, tendrán que esperar porque en el bolso me acompaña la economía, la planificación y teorías de desarrollo.

Pero sin duda, es importante buscar, incluso robándole minutos al día, el tiempo necesario para ser esposa, hija, nuera, hermana, amiga e incluso, bloguera y twittera empedernida.

¿No será hambre?

 Hace unos días vi un meme que me recordó a un episodio que viví hace como cinco años y es una historia que todavía me sonroja cada vez que ...