domingo, 19 de octubre de 2014

Las Aniaventuras - Parte II

De tu cielo en esas tardes en que el sol es una pira, mientras la brisa suspiran en tus frondas, Manabí! Belleza de canción! Luego de ese feriado de locura, pasé abollada toda la semana y en un nivel de estrés tremendo porque el viernes 17 era la presentación en sociedad de mi proyecto. Habíamos organizado una exposición fotográfica en Portoviejo. 

El jueves, salí de clases, vine a casa a hacer la maleta y puse 3 despertadores para levantarme a las 3h20 am. Pero estaba tan nerviosa que no hubo manera de conciliar el sueño. Sumando los minutos, habré dormido 2 horas pero estaba lista para viajar a Manta. Afortunadamente, no hubo contratiempos en los vuelos y llegué a tiempo aunque con una cara digna del elenco de "The walking dead". Pero yo le tengo fe al maquillaje y al peinado: "Yanbal, convierte este cuerpo decadente en algo medio decente".

Fui directo al hotel donde se hospedaba mi equipo. Golpeé delicadamente cada una de sus puertas para irnos a desayunar. Bueno, tal vez, no fue muy delicado. En cualquier caso, media hora más tarde, estábamos comiendo un delicioso tigrillo mixto, para no perder la costumbre. Recogimos las cosas del hotel y partimos a Portoviejo.

Una vez que llegamos, recorrimos el lugar, visitamos a las autoridades y todo estaba a punto. Todo excepto... mi cabello! Caminamos por toda la ciudad hasta que llegamos a "Peluquería El Ídolo. Unisex". No quiero saber cuántas cabezas pasaron antes que la mía por ese cepillo y esa plancha pero debo reconocer que son brillantes. Me dieron un cucharón con el cual cubría mis orejas mientras la planca pasaba cerca para que no me quemara. Idea millonaria! Además, hicieron un buen trabajo para la "maestra de ceremonias".

Algo tarde, fuimos a almorzar pero no contábamos con el servicio tan lento! Tuvimos que cambiarnos de ropa en el restaurante, comer como pudimos y salir volados al Parque Central. Mi jefa, que se demoró 5 minutos en salir, no pudo llegar al lugar porque habían cerrado las calles para la farra que habría en la noche. Al borde del colapso porque, en mi cabeza, todo iba a salir mal. Conseguimos que le enviaran una motocicleta de la Policía para que pueda llegar al evento. 

Salvo el susto de la demora, todo salió perfecto. Al fin, pude respirar porque este evento me ha costado sangre, sudor y lágrimas. Así que fuimos a festejar en Manta e hice la mejor inversión de mi vida! Barra libre a 5 USD (en un lugar que jamás se llenó). Y aunque no pude meterme al mar porque estuvimos a full, madrugué a la piscina para relajarme un poco y mojar el bikini. Claro que el día sábado, llegué a casa y borré ese día del calendario, porque me la pasé abrazada a mis cobijas.

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