domingo, 19 de octubre de 2014

Las Aniaventuras - Parte I

Me he dado cuenta que no escribo hace mucho. A veces simplemente, la vida se nos pasa por encima pero en estas últimas semanas he tenido tantas aventuras que me encantaría contarlas.

Empecemos con el feriado por Fiestas de Guayaquil. Mi mejor amiga, más conocida en el submundo de twitter como @Gavuchis, me propuso viajar a cuenca en el feriado. Nos iríamos de mochileras y a dónde nos lleve la vida. En efecto, las cosas se pusieron muy interesantes cuando llegamos a Cuenca y horas más tarde, estábamos camino a Pasaje.

Debido al feriado, los buses estaban a reventar y era imposible tomar un vehículo que nos llevara a El Oro pero nos encontramos con un hyundai color rojo, sin placas, que se ofreció a llevarnos por $12. Éramos 5 y él era 1. Seguramente no pasaría nada. En el trayecto, cantamos, hicimos bromas, comimos porquerías que compramos en la gasolinera y nos detuvimos a comprar "Mapanagua" un elixir hecho a base de jugo de caña y algo que yo considero que era alcohol metílico.

Llegamos a Pasaje y luego fuimos a Machala y a Puerto Bolívar, donde compramos el boleto para ir en lancha a Jambelí. Habíamos viajado tantas horas que tenía adoloridas las sentaderas y desviado el cóxis. Y aunque la vista hizo que valiera la pena, el hospedaje en ese lugar, me causó escalofríos. Solo diré que el baño no tenía lavamanos y no había sido limpiado desde su instalación. 

Pese al susto que me daba acostarme en esa cama, amanecimos! Qué mejor forma de despertarse que con un buen tigrillo con café. Luego, pasamos en la playa con unas cuantas frías y tomamos la lancha para almorzar cangrejos en Machala. En la noche, estábamos de regreso en Cuenca en una furgoneta conducida por el primo chumado de Schumacher. Llegamos, nos vestimos y salimos a farrear en Cuenca, calientitos con un delicioso canelazo. 

El domingo nos levantamos tarde y fuimos directo a un brunch criollo! Cuyes asados, servidos con mote pillo y para beber, canelazo en agua de horchata. La tarde fue de pelis, canguil, ovos (ciruelos para los cuencanos) y de regreso a la capital. No sé cómo llegué a Quitumbe pero sé que no llegué sana a la casa. Creo que en mi panza había una pelea a muerte entre el cangrejo y el cuy. No sé quién ganó pero yo terminé con una tonalidad verdosa en el rostro y no pude salir de la casa hasta entrada la mañana. 

Si medimos los feriados por el nivel de indigestión, creo que fue el mejor feriado del mundo! Me ayudó a romper mis paradigmas porque por primera vez me animé a emprender el viaje sin tener todo agendado y sin saber qué me depara la vida. Lo único que me entristece un poco, es que mi compañero de viaje no estuvo aquí para aventurarse conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿No será hambre?

 Hace unos días vi un meme que me recordó a un episodio que viví hace como cinco años y es una historia que todavía me sonroja cada vez que ...