miércoles, 18 de marzo de 2020

Historias de cuarentena - Capítulo 1

Esto de la cuarentena nos golpea a todos y con dos pequeños demonios, cada día hay una nueva historia que contar.

Pongamos las cosas en contexto, yo soy una mamá de tiempo completo pero, por lo general, tengo ayudas externas: el enano va a la escuelita, una señora (muy querida) nos ayuda con en la casa y, los abuelitos de mis gordos son super acolitadores. En tiempo de cuarentena, toda la ayuda foránea desaparece!

Papá, por otro lado, tiene que seguir trabajando. Aunque lo hace desde casa y eso ayuda en las crisis, yo debo controlar a los pequeños para que no lo alboroten mientras está atendiendo reuniones virtuales. No sería bien visto que sus colegas oigan gritos de "No le pegues a tu hermana!", "Bájate de ahí, te vas a caer del mesón!", "Por favor, no lamas el piso" y una serie de etcéteras.

Hemos hecho una rutina diaria: levantarnos, desayunar, hacer actividades manuales con goma, pinturas y demás cosas que generan desastres, comer fruta, seguir jugando, almorzar, hacer una actividad en la cocina (engordaremos, lo sé), ver una hora de tele (debo confesar que es mi actividad favorita), bañarnos, cenar y dormir.

Hoy hicimos manualidades, como siempre, y luego intenté limpiar un poco la casa. El Jota me dijo que se iba a lavar los dientes y le pedí que me ayude lavándole también a su hermana. Ambos se fueron a jugar al baño y permanecieron ahí por más de 10 minutos. Fue hermoso y escalofriante. Desde el pasillo podía oír su risa y el agua correr y, aunque estaba inquieta, aproveché para seguir peroleando; luego le pedí al papá que fuera a espiar y regresó sin novedades.

Pude terminar de trapear, lo cual ya era una victoria. Pero la alegría del pobre dura poco. De pronto, escuché un grito desesperado de "Mamaaaaaaaaaá" que rompió toda la calma. Corrí a toda velocidad y me encontré un cuadro de terror:

- Emilia con una mezcla de risa y llanto, metida en el lavabo del baño (solo Dios sabe cómo llegó ahí) y con el agua (fría) corriendo. Mojada de pies a cabeza, con zapatos incluidos!
- Juan José muerto de risa, con la camiseta mojada. (Más bien, hecho sopa!)

Cuando pregunté qué pasó, el Jota me dijo que le quería bañar a la ñañita. Y la Emilia solo me dijo, "mami, achachay". Supe que no tendría más información ni más remedio, agarré los dos paquetes, los llevé a la cama, quité la ropa, envolví como tamalitos en las cobijas hasta ver nueva ropa y a trapear el piso.

Luego me arrepentí por no haber capturado el momento con la cámara pero me ganó la angustia y la necesidad de quitarles todo lo mojado. Debo confesar que a veces me vuelvo loca con estas travesuras pero amo la complicidad que comparten este par y confío que mantengan este vínculo por siempre.

1 comentario:

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