miércoles, 2 de marzo de 2016

Y me convertí en mamá - Lado B

Según lo que dice todo el mundo, no debería estar escribiendo sino durmiendo porque es de las cosas que casi no he hecho durante los últimos 21 días. Leo mi post sobre el último berrinche y me causa chiste pues Resulta que hay cosas más difíciles que hacer gente: sacar a la gente de dentro de uno y criar a la gente que salió de uno. 

Vamos por partes, primero la de sacar a la gente de adentro de uno. Como me indujeron el parto, el jueves a las 10 am estaban poniéndome pitocin en la vena para que mi cuerpo produzca contracciones y pueda dar a luz (la teoría suena bien). Hasta el medio día, me reía de las contracciones, las contaba mientras mantenía una conversación civilizada con el hubby y los futuros abuelos. 

A partir de las 2 pm, me convertí en la niña del exorcista. Dejé de hablar para empezar a gruñir, tenía los ojos blancos, cada contracción me provocaba arcada y pedía a gritos que me dejaran botarme por el balcón de la habitación. Perdí la noción del tiempo pero calculamos que estuve poseída, aproximadamente unas cuatro horas. 

A la mañana siguiente, sentía que un camión me hubiera arrollado y hubiera dado retro para arrollarme de nuevo. Me dolía toda la humanidad y me dolía el corazón porque nuestro pequeñito no estaba tolerando el alimento así que no lo pudimos tener en nuestra habitación sino hasta dos días más tarde. Ahí empieza la aventura de criar a la personita nueva en el mundo. 

Mi papá siempre me decía "cuando seas mamá has de entender" y creo que ahora empiezo a entender. Tengo a mi cargo a un hombrecito cuya vida, literalmente, depende de mí y yo apenas había aprendido a cuidar, a medias, a un goldfish que se llama Perro. 

El internet dice que los primeros meses los bebés solo comen y duermen pero es mentira!!! Los bebés lloran y mucho! Y no tienen manual de instrucciones así que toca ir agotando posibilidades hasta cachar el motivo de su llanto pero debo confesar que a veces me he sentido tan perdida que termino llorando con el Juanjo. El hubby ha sido mi fortaleza y las abuelitas de los dos lados han sido un apoyo maravilloso cuando siento que el mundo se me viene abajo. 

En ocasiones extraño mi vida (salir, hablar con amigos, ir a la oficina, no ser una vaca lechera), esa que tuve y que jamás recuperaré porque empieza una nueva etapa, una nueva aventura en nuestro hogar. Pero como dije en el otro post, esos ojos de capulí y esa sonrisa (que a veces no es más que un gas atorado) hacen que todo valga la pena. 

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