No puede
ser que aún no tenga mi primer post del año y eso que el ambiente ya empieza a
oler a fanesca. Tal parece que mis propósitos para el 2013 llegaron hasta
cuando se acabó el “recalentado”, es decir, alrededor de la primera quincena.
Esto de
tener una escuelita matutina y otra nocturna se ha confabulado para que mi
relación con las sábanas de mi cama sea aún más estrecha por el poco tiempo que
compartimos últimamente. Mi jornada empieza últimamente a las 5 de la mañana –
incluso antes de que suene el Himno Nacional en la radio – cuando con los ojos
cerrados me pongo algo deportivo, me deslizo a la caminadora para correr a ojo
cerrado al ritmo de “Eye of the tiger” o del noticiario.
Luego, me
arrastro lentamente a la ducha donde los chorros de agua fría me despiertan de
ese profundo letargo, escojo lo primero que encuentre en el armario y me lo
pongo encima. Arreglo la cama – eso implica que estiro las cobijas para
esconder el desorden en poco menos de dos minutos –. Preparo el desayuno
compuesto por yogurt y huevo en cualquiera de sus presentaciones. Por último,
me ubico en la misma silla de siempre para ponerme a estudiar y hacer deberes;
cuando me doy cuenta, tengo menos de 10 minutos para llegar a la oficina y
solamente dos patitas que harán el trabajo así que agarro la mochila y salgo
corriendo por el mismo camino de siempre, mirando de reojo a los mismos
desconocidos cotidianos que tienen su rutina, al igual que la mía en el
trayecto a mi escuelita.
Varias
veces he llegado despeinada, desprolija y sin aliento. El día en la oficina
empieza temprano y hay épocas en las que no alcanza el tiempo para levantarse ni
al baño pero otras veces, es más ligero y puedo robarme unos minutos para
completar asuntos de la escuelita nocturna. Ahora, los libros que compré con
ilusión en la Feria del Libro del año pasado, tendrán que esperar porque en el
bolso me acompaña la economía, la planificación y teorías de desarrollo.
Pero sin
duda, es importante buscar, incluso robándole minutos al día, el tiempo
necesario para ser esposa, hija, nuera, hermana, amiga e incluso, bloguera y
twittera empedernida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario