Actualmente, ingresar al servicio público requiere una larga
lista de requisitos. Uno tiene que convertirse en un chasqui urbano para poder
conseguir toda la documentación y sin contar con al doble o triple dosis de
paciencia. Esto de convertirme en burócrata desde hace algunos años, ya me hace
toda una experta en estos temas. Inicié mi jornada tomando mis tenis, una
mochila con un libro y una carpeta, mis audífonos y una botella de agua.
Salí de mi casa encomendándome a San Judas Tadeo para que la
gente trabaje como se debe, no se porte “perecosa” y yo logre conseguir lo que
requería. Antes de iniciar el trayecto tuve que ir a una copiadora para
reproducir todos los anexos a mi Hoja de Vida y mi hermosa foto de la cédula. No
me tomó más de 8 minutos.
Mi segunda parada fue un Banco local en el que lastimosamente
tengo mi cuenta personal. Con apenas 6 personas delante de mí, tuve que esperar
23 minutos de pie para ser atendida y eso que no se brindó ningún tipo de
atención preferencial a madres con bebés en brazos o a clientes de la tercera
edad.
El tercer trámite era el que más me asustaba pero descubrí
que con frases amables y una sonrisa, las cosas fluyen. Tenía que hacer la declaración
juramentada de bienes en la Notaría. Acudí a la mejor “hueca” que puede haber
en Quito (Pero no puedo revelar su identidad porque dejaría de ser tan
eficiente) y en 27 minutos tenía listo el documento, firmado y entregado en la
Contraloría General del Estado.
Con mi carpeta casi llena, ya no cabía más de la felicidad,
la última parada del día era el Servicio de Rentas Internas. Caminé por el
parque de El Ejido, hice una parada técnica para comprar un pan de chocolate
que me permitiría mitigar el hambre hasta disfrutar de la deliciosa fanesca de
medio día y caminé.
Yo he cumplido con el pago puntual de mis impuestos pese a
que las nuevas normativas me parecen exageradas. $36 dólares por no hacer una
declaración mensual en cero?! En fin, acudí al SRI con plena confianza en mi
responsabilidad ciudadana y con ansias de terminar mis gestiones en un solo
día.
Luego de una serie de trabajos infructuosos, de soportar
desde respuestas groseras hasta coqueteos incómodos, pude pagar mi deuda pero nadie
mencionó que el pago se hace efectivo en 4 días laborables. Y eso no es lo
peor, el levantamiento para ejercer cargo público requiere un trámite adicional
en el Ministerio de Trabajo que dura 5 días laborables más. Es decir, he pasado
en "ires y venires" más de dos semanas.
Con esto he llegado a la conclusión de que el infierno debe
estar atendido casi en su totalidad por el personal del SRI y también por el
personal de Movistar porque esa es otra historia que amerita un libro entero. Así
que mejor aprovecho y desde ahora voy a portarme bien, con la esperanza de que
en el purgatorio solo me encuentre con el personal del Banco Pichincha.
Y eso que no te ha tocado consulta en el IESS.
ResponderEliminarmija, asi mismo son las dependencias públicas lo que le hace a uno tener ganas de llevarles una bomba
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